EL COCODRILO.
Estos reptiles están adaptados a llevar un modo de vida semiacuático. Son excelentes nadadores y también pueden pasar poco tiempo en tierra firme.
Su piel es dura, rígida y cubierta por resistentes escamas que sirven como armadura. Su cola está provista de fuertes músculos que le permiten un mejor desplazamiento. Las patas delanteras están formadas por cinco dedos deparados y las traseras por cuatro. Sus ojos les permiten visiones binoculares y contienen una membrana transparente que se mueve en sentido transversal actuando como un párpado adicional. Las fosas nasales están adaptadas a su vida acuática, pues pueden respirar sumergidos cerrando un mecanismo de su garganta para evitar que el agua entre a los pulmones.